Personal científico y técnico de la Estación Biológica de Doñana – CSIC (EBD-CSIC) y de otras instituciones científicas se ha reunido esta mañana con miembros de la familia Maldonado, para abordar una estrategia de divulgación y difusión de los trabajos de investigación realizados en la Estación Biológica de Hato El Frío, en Venezuela. Este centro fue confiscado a la familia Maldonado por el estado venezolano en 2009 y su actividad científica está paralizada desde entonces. La Estación Biológica del Hato El Frío (EBEF) fue un centro de investigación ubicado en los Llanos del Orinoco, en Venezuela. Se gestó durante un viaje que realizaron a principios de los años 70 Félix Rodríguez de la Fuente y el biólogo Javier Castroviejo, entonces director de la Estación Biológica de Doñana- CSIC, a los llanos del Orinoco. Finalmente, se creó en 1974 la EBD-CSIC por iniciativa del director de la estación, Álvaro Maldonado y su padre Iván Darío Maldonado, propietario del terreno, muy involucrado en temas de conservación. La EBEF fue pionera en muchas vertientes. En ella, se realizaron algunos de los primeros estudios sobre la biología y ecología de la fauna y flora venezolanas, algunas endémicas. Se inició el Programa de Conservación del caimán del Orinoco, que hizo que la especie pudiese esquivar la extinción. Además, se convirtió en un lugar de peregrinación para artistas de la naturaleza. Profesionales del cine, de la fotografía o la pintura captaron en sus imágenes la belleza de la naturaleza salvaje de la zona y permitieron que el mundo la conociera. Fue pionera también en el turismo ecológico en América Latina y se convirtió en referente de la unión de la conservación y una producción ganadera sostenible que sustentara económicamente a la población de la zona.
«Nuestro objetivo es reconectar la red de personas que estuvieron vinculadas al Hato El Frío y mirar hacia el futuro para continuar esa labor en pro de la conservación», explicó Samuel Maldonado, líder de la cuarta generación de la familia Maldonado. Fue su abuelo quien creó junto a Javier Castroviejo la Estación Biológica y su vínculo con el centro y el hato El Frío se gestó desde que era pequeño. Además, de conformar de nueva una red de especialistas, también pretenden activar nuevas iniciativas en investigación.
Durante el encuentro, se ha planteado la edición de un libro que recoja las experiencias personales de las personas que trabajaron en El Frío y el conocimiento que generaron a través de sus publicaciones científicas para dar difusión a lo que fue la Estación Biológica. En ella, se realizaron numerosas investigaciones y sirvió de campo de estudio para tesis doctorales que abarcaban desde estudios sobre el comportamiento del araguato (el mono aullador) y del chigüire (la capibara), sobre la ecología de la comunidad de murciélagos, sobre el galápago de los llanos, la baba o el caimán de anteojos, así como los paseriformes, ibis, diversos peces y también vegetación. En total se escribieron más de 100 publicaciones.
Muchas de las personas que han trabajado o trabajan actualmente en la Estación Biológica de Doñana – CSIC, realizaron sus primeras investigaciones científicas en la EBEF, ubicada en un entorno que, salvando las distancias, se parecía mucho al de Doñana: un humedal repleto de biodiversidad, con meses duros de sequía y una actividad ganadera importante. Durante el encuentro, varias personas quisieron compartir sus experiencias, que la mayoría describieron como «duras», debido a la situación de austeridad y aislamiento, así como a las condiciones naturales del hato, pero que también les había cambiado la vida. Fueron días de aprendizaje continuo y también, para algunas personas, de los «más felices de su vida».
«En el mundo de la ciencia, a veces es difícil encontrar personas que cooperen. Nosotros de alguna manera entendimos que las alianzas son claves. En la Estación Biológica del hato El Frío, todos desde nuestro ámbito trabajábamos para el bien común», explicó Anabel Rial, bióloga venezolana que trabajó en la EBEF. «El fuego de la Estación Biológica no puede apagarse. Por eso estamos aquí».
Además del libro, se ha planteado también la creación de un directorio de personas que realizaron investigaciones en la EBEF y una biblioteca virtual que recoja todas las publicaciones generadas, que se pondrá a disposición del público a través de la web de la familia Maldonado. La biblioteca de la Estación Biológica, donde se almacenaban los diarios de campo, tesis de grado y material audiovisual de gran valor patrimonial, fue quemada cuando fue expropiada en 2009.
«Hay que mantener El Frío, y no sólo en el recuerdo«, manifestó el biólogo Javier Castroviejo, fundador junto a Iván Darío Maldonado de la EBEF. «La Estación Biológica de El Frío nos hizo aprender varias cuestiones. Nos dio una lección sobre la importancia del papel de la iniciativa privada en la conservación. Además, aprendimos que la conservación tiene que ser integradora. La ciencia tiene que tener aparejada cierta divulgación y cultura y un aparato económico. Otra de las lecciones fue que las cosas se pueden hacer cuando hay calidad humana. Nosotros éramos humildes. Reconocíamos que sabíamos poco y aprendimos mucho de los propios llaneros. Eso es una de las cosas que hizo grande a la Estación Biológica del Hato El Frío».
Inspirador y esperanzador Encuentro! La consigna es Resistir y Recomponer este valioso trabajo con el equipo que lo conforman…Estoy en la mejor de las disposiciones para colaborar en lo que consideren conveniente dada mi experiencia en labores de ciencia y tecnología por muchos años en Venezuela….
Felicitaciones a todos !