Por: Natalia Díaz | Fotografías: Juan Hurtado

«Todo lo que vemos a nuestro alrededor, en este espacio lleno de luz, es por el amor, esfuerzo y dedicación de la familia Maldonado y muchas personas. Pero una en especial ha hecho todo esto posible: Álvaro Darío Maldonado, mi papá. Él era el agua que regaba esta gran fundación, le daba vida a la semilla que cada uno de nosotros lleva por dentro, y él viendo nuestro propio esfuerzo, e interés, nos apoyaba para impulsar nuestro máximo potencial. Donde sea que esta­ba, él nutria a las personas y comunidades, con su agua de amor, luz, inteligencia, sabiduría, experiencia de vida, regaños, generosidad y bondad. Y así, cada uno y todos en equipo llegábamos más lejos de lo imaginado. Él nunca perdía la fe en que lo podíamos lograr. Con esfuerzo y dedicación nos estimulaba a lograr nuestros sueños, sin figurar ni pedir nada a cambio. Su felicidad era el éxito del otro y el bienestar de todos. Ahora nos toca a nosotros seguir su ejemplo de amar y ayudar».  

Verónica Maldonado Degwitz

Entre samanes y carocaros del hato Barrera, en la sede de la Escuela de Música Samuel y Lola Maldonado, y con una asistencia cercana a las doscientas personas, celebramos el homenaje a la vida de Álvaro Darío Maldonado Blaubach. Un programa festivo diseñado para resonar su filosofía: Orgullosos de ser venezolanos.

La celebración comenzó días antes cuando los organizadores y colaboradores, reteniendo su alegría, buscaban el jojoto para las cachapas, diseñaban la logística para la selección y transporte de la ternera, hacían las compras y suministros, generaban la decoración, el programa, las invitaciones, o los ensayos de la orquesta, todo, bajo el manto emotivo de su fundador.  Así llego el 7 de julio con una mañana soleada y una temperatura de 28 grados centígrados. La Escuela está decorada con globos y los colores de la bandera, muchas flores, fotografías de Álvaro Maldonado con sus frases míticas y varias carteleras de bienvenida con su rostro dibujado por la estudiante María Barrios. También esta Pastora Reyes, quien vino de Barinas y está moliendo maíz para cocinar sus famosas cachapas, de los platos preferidos de Álvaro. Yusbelys Fernández liderando la cocina y corriendo con todos los preparativos gastronómicos: buñuelos de yuca, antipasto de mango, yuca hervida, papelón con limón, jugo de guayaba. Afuera, debajo del samán, se encuentra José Angel Castillo preparando las varas, diseñando el fuego para la gran ternera.

El evento comienza a las 10.30am en el auditorio de la Escuela, los músicos están sobre el escenario y Rosangel Sevilla, ahijada del homenajeado y la maestra de ceremonia pronuncia las palabras de bienvenida. La orquesta le sigue con las gloriosas notas del Himnos Nacional de Venezuela y acto seguido el padre Julven Carvajal bendice la ceremonia de vida con agua bendita.

Dharla Maldonado, presidenta de la Fundación La Compañía Humana, y también su sobrina, narra su biografía: “Álvaro Darío Maldonado fue agrónomo, piloto, conservacionista, filántropo y promotor de la educación. Ingeniero especializado en ciencia animal. Líder de la empresa ganadera Invega y Hato Barrera en la década de los setenta y ochenta. Como empresario fue presidente de Seguros La Previsora, directivo de INLACA, fundador de la empresa constructora Guaralito, AAISA-Coroven e International Sales Caribbean Corp. (Miami). Fue un impulsor de la Fundación La Previsora y la Fundación La Compañía Humana” (extracto). Le sigue su hermano Juan Carlos Maldonado, sobrino y quien de forma emotiva recita varias de sus enseñanzas: “Nunca había un NO en tu verbo y, si un SI se puede. Recuerde: sangre, sudor y lágrimas y el resto esta hecho. Era un decir para entender que con esfuerzo y perseverancia se logra el éxito”.

La Orquesta y Coro de la Escuela de Música Samuel y Lola Maldonado, bajo la dirección de Rubén Rivas, arreglos y coordinación de Jesús Román, interpretaron Sabana de Simón Diaz. Fantasía para orquesta. A partir de aquí como en un contrapunteo del llano, la orquesta fue altercando con los testimonios de un grupo nutrido de personas, cuya actuación de Alvaro Maldonado fue protagonista en sus vidas:

Sol Rivero, directora de la Fundación La Compañía Humana, su comadre y testigo de sus cientos de iniciativas sociales y culturales, y quien con voz quebrada pronuncia: “Compadre me duele demasiado tu partida. Me hacen faltas tus dosis diarias e interdiarias de conocimiento porque siempre creíste en mí. Siempre llenabas mi mente de muchas posibilidades de cambio. Estaba empeñado en construir un futuro para Venezuela, en generar bienestar y mejor calidad de vida…”.

Le siguieron Pastora Reyes, Flor Rivas, William Requejo, Benjamín Sharifker, Janet Rodríguez, Edgar Sambrano, Paul Abecasis, Gerardo Santos, Moises Rivas, Doraly Ojeda, Luis Hartman y Vicente Carrillo. Su cuñada Isamar Gutierrez solicitó dar unas palabras y para cerrar esta sección del programa, intervino Alonso Maldonado, quien resaltó que de los mayores aprendizajes que le brindó su hermano Alvaro, «fue lograr entender como funciona la mente y cuales son las ganas que motivan a las personas. Es un privilegio estar aquí con todos ustedes».

Y como muy bien narra, Gloria Henrique, quien trabajó con Álvaro Maldonado en la Previsora:

“Allí hablaron un variopinto conjunto de personas, que aún teniendo diversidad social, de educación, o de trabajo, tuvieron un punto de unión: Alvaro Maldonado. Todos eran coincidentes en lo exigente que era con los mandatos encomendados y como reclamaba si el cumplimiento no estaba a la altura (regaños). Pero todos destacaron también, cómo habían entendido que esos “regaños” sólo tenían el propósito de hacer que el que los recibía, se esmerara hasta obtener la mejor calidad de lo encomendado. Así era Álvaro, tenía la virtud de sacar lo mejor de cada uno. En esa larga fila de testimoniales pudimos escuchar anécdotas de peones y empleados de finca enviados a países como Holanda para aprender sobre mejoras en la ganadería o en los pastos, de ahijados, hijos de trabajadores de las empresas, que completaron su educación universitaria gracias al apoyo que el padrino les brindó, o hijos de trabajadores que tras la muerte del padre, Alvaro asumió la protección económica y el apoyo emocional de esos huérfanos. Cada cierto número de testimonios, venía una nueva intervención de la orquesta y coro, así hasta llegar al “Alma Llanera” cuando el director de la orquesta nos invitó a todos a participar y así lo hicimos, con entusiasmo y emoción, como si del concierto de Año Nuevo de Viena se tratara”.

En la segunda parte del homenaje, los invitados compartieron un almuerzo típico llanero: cachapas con queso, carne en vara, pico de gallo, yuca y casabe, todo ello amenizado con arpa, cuatro y maracas con el Ensamble de música típica.  También César Malpica, Wilfredo Alvarado, José Oviedo, Julio Igarza, Mirla Castillo, Juan Aguirre y el niño Mauricio Arias,  cantaron  coplas y melodías de nuestro folclore: PajarilloFiesta en ElorzaCajón de Arauca apureñoApure en un viaje, Gavilán pio pio o Canino del alma mía. Todos juntos, compartiendo en familia disfrutamos ver bailar joropo a Juana Castillo, Mirla Aguire, Carmen Segovia, al son del joropo con arpa, del gran bailador Franklin Campos.

“Y en medio de todo eso, Álvaro estaba, en boca de todos nosotros, cada quien, relatando un cuento, hasta que uno de los niños de la escuela echó a volar una palomita blanca… y así nos despedimos del querido amigo. No faltaron las lágrimas provocadas por la mezcla de sentimientos, al saber que ya no estará con nosotros, pero por otra: agradecimiento y emoción por habernos encontrado con él en la vida, y alegría, por saber que desde otro plano, será fuente de inspiración para las buenas acciones”. 
Gloria Henrique

El evento estuvo organizado por Verónica Maldonado, Sol Rivero, Dharla Maldonado, Fabiola Inostroza, Rubén Rivas y Natalia Diaz. Contó con la participación de cientos de colaboradores entre profesores, alumnos de la Escuela de Música Samuel y Lola Maldonado, padres y trabajadores. También contó con la asistencia de los  familiares: Iván Darío Maldonado, Paul Abecasis, Carlos García, Yarike Bello, y un nutrido grupo de amigos y trabajadores.