Por: Juan Moreno – Archivo Histórico familia Maldonado

Se están cumpliendo 155 años del nacimiento de Samuel Darío Maldonado Vivas, hecho ocurrido el 7 de febrero de 1870, en la población tachirense de Ureña. La ocasión es propicia para recordar uno de sus escritos menos conocidos: la “Carta autocrítica y bibliográfica”, un texto que elaboró en 1917 para la revista Venezuela Contemporánea, en el cual delineó sus características como hombre de letras. Entre los años 1916 y 1917 existió en Caracas la revista Venezuela Contemporánea, que estaba dirigida por el poeta y diplomático Andrés Eloy De la Rosa y el filósofo Gabriel Espinoza, quienes para celebrar el primer aniversario de esta publicación pidieron a sus colaboradores, entre quienes figuraban distinguidos hombres de letras del país y de otras latitudes, que cada uno de ellos presentara un trabajo en el que revelaran aspectos de su vida y sus particulares maneras de abordar la escritura. A esta convocatoria respondieron alrededor de cuarenta autores, entre quienes cabe mencionar a Leopoldo Ayala Michelena, Alejandro Fuenmayor, Francisco González Guinán, Pedro Elías Gutiérrez, Juan Liscano, padre, Andrés Mata, Luis Pérez Carreño, José Rafael Pocaterra, Luis Razetti, Francisco Antonio Rísquez, Juan Santaella. Samuel Darío Maldonado fue uno de los convocados y se hizo presente con un ensayo fechado en Caracas en el mes de abril de 1917, titulado “Carta auto-crítica y bibliográfica”. Este texto constituye un valioso testimonio personal que abarca varios aspectos de su inclinación y quehacer literario, pues en el habla de sus lecturas, de su parecer sobre distintos autores, de su forma de ejercer la autocrítica y de su identificación con el criollismo.

 

[AHFM N° 4779: MALDONADO, Samuel Darío, “Carta auto-crítica y bibliográfica”, Caracas, abril de 1917. En: Poesías (Obras de Samuel Darío Maldonado. Centenario de su nacimiento), Caracas, Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes, 1970, pp. 211-234].

En cuanto a su transitar por el mundo de la lectura, Samuel Darío refiere su temprano contacto con las obras de Juan Jacobo Rousseau, Víctor Hugo y Goethe; así mismo manifiesta su predilección por las de Shakespeare, Dante y Schiller. Es crítico con Víctor Hugo, de quien afirma que tiene un lenguaje “…antitético, soplado, enigmático, embutido de adjetivos; su énfasis, metáforas y elipsis; sus hipérboles y bravatas, sus quijotadas y su manía de grandezas, que no parece, sino que con su trompeta va a tocar el juicio final, no lo puedo sufrir…” Y respecto al libro Fausto, de Johann Wolfgang von Goethe, señala lo siguiente: “…confieso que a la primera parte se le puede dar el nombre de magistral; si quieres llámala impecable. ¿Pero la segunda? ¡La segunda! Ojalá hubiera tenido la fortuna de Cervantes, que pudo redondear su concepción admirable con el éxito de la primera y el triunfo de la segunda. Mas, nada de eso, la segunda parte de Fausto se la aguanta una vez; pero nadie repite la dosis… es infumable.”Las consideraciones sobre su modo de encarar el oficio de escritor las desarrolla en torno a lo que para ese momento pareciera ser su creación más preciada, el poema “Luis Cardozo”, a partir de lo que pensaba eran las principales razones que le habían impedido publicarlo hasta ese momento. La primera de dichas razones era el temor al rechazo por la acentuada presencia de “escenas de la vida criolla, escenas de tal calibre, que de lo puro prosaicas no son del agrado de la mayoría o minoría que aún piensa o sostiene que no hay criollismo…”; y la segunda, era su inconformismo con respecto a la calidad del mismo. Esto le dio pie para, por un lado, argumentar en defensa del criollismo:

“…Un hombre que se estime no puede referirse en sus escritos sino a los hechos y cosas más o menos familiares o de su conocimiento, o que se las pueda figurar o crear dentro de los límites de la lógica. Lo demás es artificial, es absurdo, es falso…

“…De aquí una de las razones de mi criollismo: me parece más fresco, más propio, más genuino, más original y menos maltratado que aquellas escenas estrujadas a destajo por todos los novelistas europeos, desde hace más de un siglo. Me parece oportuno, nuevo, decidor, sabroso y digno de caer en la punta de una pluma, buril o pincel criollos. Y si a los demás no les parece lo mismo, eso va en gusto y cada cual con su pan se lo coma”.
[AHFM N° 4779: MALDONADO, Samuel Darío, “Carta auto-crítica y bibliográfica”, Caracas, abril de 1917. En: Poesías (Obras de Samuel Darío Maldonado. Centenario de su nacimiento), Caracas, Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes, 1970, p. 220].

Al considerar la segunda de las razones que no le habían permitido sacar a la luz su poema “Luis Cardozo”, Samuel Darío Maldonado ofreció su visión sobre la autocrítica y el nivel de exigencia que se imponía al escribir:

“…soy el primer crítico de mí mismo, y hago notar de paso, que en mis papeles hay mucha labor inconclusa, porque no me satisface…

“…pero así es como debe escribirse, con un esmero, una pulcritud y una nitidez, que los versos o las prosas imiten o simulen fragmentos de mármoles de Fidias, para quedar contento de uno mismo en la profundidad del alma o para satisfacer a todos; lo demás es emborronar cuartillas y pergeñar garabatos y hacerse el cargo de que son dibujos y obras maestras y salir con un adefesio.”
[AHFM N° 4779: MALDONADO, Samuel Darío, “Carta auto-crítica y bibliográfica”, Caracas, abril de 1917. En: Poesías (Obras de Samuel Darío Maldonado. Centenario de su nacimiento), Caracas, Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes, 1970, pp.225/227].

[AHFM N° 4700: Retrato de Samuel Darío Maldonado, s/f]. Donación de Nicomedes Febres / Galería DMuseo a la Sra. Milagros Maldonado. Caracas 25 de noviembre 2021].