Discurso realizado por Dharla Maldonado en la celebraciòn de los 150 años del natalicio de Samuel Darío Maldonado el 8 de febrero de 2020 en la sede de META MIAMI.
 
Dharla Maldonado es abogado, miembro de la cuarta generación de la familia Maldonado y es líder desde 2017 del proyecto Legado Familia Maldonado el cual gerencia el resguardo, la preservaciòn y la comunicaciòn del patrimonio familiar.

Estimados Familiares, amigos, empleados del Grupo Económico Maldonado.

Es un honor para mí y un privilegio poder presentar nuestro legado. Nosotros como grupo familiar hemos decidido dejar a nuestras próximas generaciones un aporte cultural, histórico, de creencias, de valores y tradiciones que se han traspasado desde mi bisabuelo a mi abuelo, de mi abuelo a nuestros padres y de nuestros padres a nosotros su hijos.

Esto cambia totalmente la idea de herencia que muchas personas tienen. El legado para nosotros es mucho más que los bienes materiales, es nuestra identidad histórica, esa frase que pudiera ser trillada “de dónde venimos” y que te conduce hacia donde vamos. Por ello hemos trabajado y seguimos trabajando en dejarle a nuestras futuras generaciones el aprendizaje de nuestra historia con sus aciertos y desaciertos y que perdurará de generación en generación. Año tras año nuestros abuelos, padres, tíos, moldearon y reforzaron nuestro legado mediante los momentos rutinarios  de la vida, en conversaciones, en reuniones familiares y en el ejemplo que nos dieron, es por medio de esta interacción que se logra impactar la vida de cada uno de nosotros.

Desde el 2017 los miembros de la cuarta generación decidimos emprender el camino de resguardar, preservar y conocer nuestro patrimonio histórico. Ello lo hicimos desempolvando miles de documentos que seguramente por la modernidad fueron olvidados.  Junto con un equipo de profesionales fuimos rescantando cada documento, cada foto, cada video y hasta audios de mi abuelo Iván Darío. Todo fue registrado e indexado, lo cual quiere decir que fue titulado y descrito, muchos de ellos con una antigüedad de más de cien años. Como producto final tenemos un archivo histórico familiar provisto de mas de 3.000 documentos que narran la historia de mis ancestros, los cuales además logramos digitalizar y ahora están al servicio de la historia de la humanidad.

El proceso de este rescate donde tuve la oportunidad de participar y gerenciar junto a la historiadora Natalia Díaz Peña, ha sido una de las experiencias mas maravillosas que me ha sucedido. He reconocido mi carácter en muchos de lo escritos, y también la de mis padres, mis tíos, mis primos, cuyo principal valor ha sido ayudar a entendernos, a conocernos y sobre todo a integrarnos.

El trabajo del legado fue realizado con la participacion de toda la familia, todos colaboramos en recordar y en brindar nuestro testimonio para el conocimiento de nuestra futuras generaciones.

En mi familia siempre se oían cuentos de mi bisabuelo Samuel Darío, sabía que era médico pero ahora sé de sus aportes como fundador de la sanidad en Venezuela. Siendo gobernador de Amazonas y de Delta Amacuro, trabajó en defender los derechos humanos de los indígenas a comienzos del siglo XX. Viajó por Amazonas ordenando nuestros límites geográficos y también describiendo el mundo que observaba con agudeza y por ello es considerado padre de la antropología en Venezuela. Su informe como Gobernador es una enciclopedia que nos describe el Territorio Federal Amazonas, inmersos en descripciones de nuestra flora, de nuestra fauna, de nuestros ríos pero al mismo tiempo con una gran crítica de las escasas condiciones que existían en educación. De allí que trabajó en establecer las primeras escuelas, los primeros sueldos a los maestros, y en promover la importancia de las escuelas técnicas.

Muchas de sus poesías fueron escritas en la primera década del siglo XX: Río negro, Caura, o el gran homenaje a Tamaleya., entre muchas otras. La lectura de su obra literaria nos hace comprender nuestro valor familiar hacia la conservaciòn pero también sobre la inclusiòn, valor que se engrandeció en nuestro abuelo Iván y en nuestra abuela Elsa. Era común compartir en casa de mis abuelos con los hijos de los empleados de los hatos. Algunos de ellos estudiaban en el mismo colegio de nuestros padres.

Dentro de nuestro archivo histórico tenemos un bloque temático titulado: propiedades familiares en el Táchira. Allí están los comienzos de nuestra historia con la adquisión de la finca Pitonal en Ureña en 1857  por mi tatatarabuelo – y disculpen este tatatata- pero así es: fue comprado por el abuelo de mi bisabuelo. Y allì estuve, a la orilla del río Táchira en la pobalciòn de Ureña, donde la línea de autobuses, la escuela primaria, el hospital llevan su nombre. En San Cristóbal conoci a historiadores y cronistas quienes me veneraban por ser la bisnieta de Samuel Darío Maldonado: ¡que orgullo!.

También en los Andes, nuestros ancestros comenzaron a generar el valor de DAR. El padre de Samuel Darío, Juan Bautista Maldonado, después del gran terermoto decidió donar un lote de tierras para refundar el pueblo, para construir la iglesia y para generar una ciudad.

Nuestra conexiòn con la tierra proviene de estos inicios, donde mi tatarabuela Cornelia Vivas  trabajaba la tierra, en la siembra de pasto,  de cacao y en un ambiente de mucha disciplina. Su hijo Samuel Darío (mi bisabuelo) fue un gran emprendedor: generó negocios para producir agua mineral, petroleo, ganadería. Su espíritu emprendedor lo heredó mi abuelo Iván Darío,  nuestros padres, y nosotros. Es el poder de la sangre, el verdadero poder que nos impulsa a trabajar y en construir un mundo mejor.

Quiero dedicar una menciòn especial a mi abuelo Iván, con quien tuve la oportunidad de viajar varias veces al hato El Frío. Recuerdo en especial cuando fuimos con el rey de España, y lo comento porque así era mi abuelo, transitaba de reyes a peones, de presidentes a caporales, todos deseaban escucharlos, y él a todos dedicaba su tiempo. Tenía una buena conversación, atinada, pocas palabras de más. Su  visión como protector de la tierra, era su norte. Cada vez que veo todo el movimiento mundial y contemporáneo en salvar el planeta, me recuerda su causa. Mi abuelo fundó la primera estaciòn Biológica de Venezuela en el hato el Frio la cual siempre estaba llena de estudiantes y ello lo hacía feliz. En hato El Socorro permitía la existencia de un corredor de pumas y viajó a Suráfrica buscando una tierra ejemplar de ganadería y ambiente que aún conservamos. Su valor por el ambiente lo llevó a diseñar en la Fundación Previsora, una exposición sobre Arte y Ambiente, que circuló con apoyo de la UNESCO y que luego sería el cimiento de nuestra Fundación Compañia Humana.

Si me preguntan cual ha sido mi mayor aprendizaje en este rescate de aprender nuestra historia, les digo con sinceridad: comprender nuestros valores, esos que veo transitar por nuestras emociones y peleamos por ello: la educaciòn, el trabajo, la conservación, el ambiente, el arte, la inclusión. Esos somos familia Maldonado. Y también somos el emprendimiento, ese impetu de sembrar desde la nada. Recuerdo el escrito de mi bisabuelo Samuel Darío del año 1914, con mi abuelo Iván Darío en brazos y donde narra la compra de los primeros toros. Estaba en Valencia junto con su esposa Lola Maldonado, esperando que pasaran los toros, los describe uno a uno, su color, su forma y desarrolla su teoría de como es tener, de  alli que importa semillas de Argelia y Perú. Veinte y cinco años después mi abuelo Iván ya había duplicado las tierras y las cabezas de ganado, pocos años despues se asoció con Nelson Rockefeler comenzando a generar nuevas industrias y redes internacionales. A partir de allì el crecimiento junto con aciertos y desaciertos fue siempre creciendo hasta llegar a lo que somos hoy. Una gran familia expandida en varios continentes donde nos une nuestro legado.

Un buen legado familiar prepara a sus miembros para la vida los empodera y le muestra el camino a recorrer. Nuestra responsabilidad como familia es recibir estos bienes espirituales, conservarlos y trasmitirlo a lo largo de nuestra historia familiar.

Dharla Maldonado
Miami. 8 de febrero de 2020