7 de febrero de 1870

Natalicio de Samuel Darío Maldonado Vivas

Samuel Darío Maldonado Vivas nació el 7 de febrero de 1870 en la localidad de Ureña, en el estado Táchira. Su legado es trascendental en la medicina, la sanidad pública, la literatura, la antropología, la etnología, la sociología y en el ejercicio de varios cargos públicos, que lo hacen merecedor de calificativos como los de Carlos Lollet, quien en un texto biográfico le reconoce, entre otras virtudes, su condición de “venezolano integral”:

“Samuel Darío Maldonado representa una cohorte de venezolanos combatientes, esperanzados, estudiosos, que se prepararon para atender a su responsabilidad histórica, y que, aun cuando frustrados sus esfuerzos, revelan la voluntad de ordenar nuestras grandes fuerzas telúricas y sociales, hacia la ansiada meta de la sociedad justa, de la sociedad satisfecha, de la sociedad humana humanizada.

“Un desasosiego inicial lo empuja por la exploración del saber humano asequible en las postrimerías del siglo XIX. Estudia medicina y se doctora en esas disciplinas, pero esta profesión no ha de ser otra cosa que el punto de apoyo para ejercer la otra, la más alta y elevada, la más ansiada y difícil, la de ser un venezolano integral, al servicio de su patria y de su gente.”

[LOLLET C., Carlos Miguel, “Samuel Darío Maldonado. Búsqueda y símbolo”, en: VV.AA., Buenaventura Macabeo y Samuel Darío Maldonado, hijos ilustres de Ureña, Caracas, Ministerio de Información y Turismo, 1977, p.73]

Otro insigne venezolano, el Dr. Ramón J. Velásquez, se refirió al Dr. Maldonado en los siguientes términos:

“Anduvo por todos los caminos venezolanos, ascendió a la Sierra Nevada y vivió en la alta Guayana, escribió versos y novelas, ejerció la medicina y fue Ministro de Estado. ‘Río sin explorar’, llamó Picón Salas a este personaje inquieto y singular que fue Samuel Darío Maldonado…”

[AHFM Nº 82: VELÁSQUEZ, Ramón J., “Seis notas sobre hombres y tiempos de la cultura tachirense”, El País, Caracas 15-8-1947, p.4]

El médico Alberto Silva Álvarez desarrolla sus aportes como médico e higienista, transcribimos algunas de sus consideraciones:

“Con sentido de futuro y aspirando a que tales previsiones perdurarán, se esforzó por elaborar normas legales que culminaron con la Ley de Sanidad, la primera del país -promulgada el 3 de Julio de 1912 y reformada el 26 de Junio del año siguiente- y con el célebre Reglamento de Sanidad Nacional -constante de 11 capítulos, a cual más interesante- aprobado por el Ejecutivo Federal según Resolución del 3 de Diciembre del mismo año, que aparece firmado por César Zumeta, en su carácter de Ministro de Relaciones Interiores. Así mismo, durante la gestión de Maldonado-ofreciendo entonces sugestivos ángulos para el enjuiciamiento crítico de su obra como médico higienista y legislador sanitario- se dictan los siguientes instrumentos legales: Ley de Vacuna y Resolución relativa a medidas higiénicas de los puertos de la República, para evitar la propagación del tracoma, el año 12; el 13, disposiciones complementarias del Reglamento de Sanidad Nacional; el 14, Reglamentos sobre el juego de Carnaval y las peregrinaciones, disposiciones suplementarias de Sanidad Marítima, atribuciones del Médico Escolar de Distrito Federal y Profesiones Médicas, amen, como ya se dijo, de que durante el primero de los citados períodos se promulgaron la Ley de Sanidad y su Reglamento, reformados el año siguiente. Conviene agregar que algunos de esos instrumentos permanecen vigentes, pero cuya urgencia en adaptarlos a los requerimientos de la época – tal la Ley de Vacuna-huelga señalar. …. No debo terminar este trabajo sin destacar -así sea brevemente- otras realizaciones contenidas en el programa de Maldonado en materia de salud pública. Son ellas: la vacunación masiva no sólo antivariólica sino también antitífica; la higiene del adulto, implantación del certificado de salud para los trabajadores; la campaña antianquilostomiásica; la intensificación de la lucha antipalúdica, logrando la libre importación de la quinina y su distribución gratuita; la creación del Laboratorio de Bacteriología, en 1912, y del Departamento de Química Bromatológica, el 14; la inspección de establecimientos farmacéuticos; el control e inspección de alimentos; el dictamen sobre las numerosas consultas que le formulaban tales como las relativas al Asilo de la Providencia y la Liga Antituberculosa de Caracas o el Asilo San Antonio de Los Teques; la instalación ad hoc de institutos de emergencia, como el Hospital de Disentéricos -dotado con 20 camas y atendido por 2 médicos- en San José de Río Chico, cuando la epidemia a que ya me referí, o el Degredo de Pestosos del Distrito Federal; la educación sanitaria, en fin, representada ya en un ciclo de conferencias para el Cuerpo de Policía de la Capital, ora en el «Informe Mensual Sanitario y Demográfico», publicación fundada en 1911 y cuya entrega N° 62 y última apareció en 1918. Por cierto -y es un detalle más revelador de las ideas y propósitos de nuestro personaje-el expresado «informe» o Boletín ostentaba como un lema la siguiente frase:

La casa del ciudadano inglés desafía todos los esfuerzos del Estado; ni el Rey puede entrar en ella; pero la higiene pública en nombre de los intereses de todos, puede y debe entrar.

Y algo muy similar de Maldonado: aceptó plenamente, la función primordial de la ingeniería sanitaria y por ende de las obras de saneamiento, acueductos, cloacas e higiene del suelo…. Menos de 3 años – exactamente entre el 15 de Noviembre de 1911 y el 1 de julio del 14 duró la gestión sanitaria de Samuel Samuel Darío Maldonado.

[SILVA, Alberto, “Samuel Darío Maldonado”, en: VV.AA., Buenaventura Macabeo y Samuel Darío Maldonado, hijos ilustres de Ureña, Caracas, Ministerio de Información y Turismo, 1977, p.64 – 66]